Juan López y John Ward

Relata la historia de dos chicos , que van a la guerra, uno argentino, inglés el otro , ambos  coinciden en el frente de batalla


Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en

distintos países, cada uno provisto de lealtades,

de queridas memorias, de un pasado

sin duda heroico, de derechos, de agravios,

de una mitología peculiar, de próceres de

bronce, de aniversarios, de demagogos y de

símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos,

auspiciaba las guerras.


López había nacido en la ciudad junto al

río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad

por la que caminó Father Brown.

Había estudiado castellano para leer

el Quijote.


El otro profesaba el amor de Conrad, que

le había sido revelado en un aula

de la calle Viamonte.


Hubieran sido amigos, pero se vieron

una sola vez cara a cara, en unas

islas demasiado famosas, y cada

uno de los dos fue Caín,

y cada uno, Abel.


Los enterraron juntos. La nieve

y la corrupción los conocen.


El hecho que refiero pasó en

un tiempo que no podemos entender.

POR JORGE LUIS BORGES

Se agradece a Teresa Taborda por su gentil envío 


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